O la crónica de un colapso anunciado, y no me estoy refiriendo al sector de la salud pública, sino al otro sector que está también en el centro de la tormenta; a la otra cara de la moneda que todavía está suspendida en el aire.
Desde hace varias semanas han empezado a circular iniciativas particulares de salvamento empresarial, en muy diversos rincones de la actividad económica “minoritaria”, esto es, los pequeños o microempresarios. Creo que primero fueron los restauranteros los que emitieron una especie de bonos a futuro para cuando vuelvan a operar; luego fue el Cine Tonalá (sucursales incluidas) los que por medio de una página de donaciones, solicitaron apoyos para evitar – o por lo menos posponer- la liquidación de medio centenar de empleados;