Estamos en Fionia, una isla danesa, a finales del siglo XIX. Lise (Lindahl) ha conseguido el permiso de sus estrictos padres, que se dedican a la agricultura, para irse a estudiar a un internado, lo que ayudaría a mejorar gradualmente las perspectivas de las mujeres de esta época. Aunque todas las secuencias de la película se desarrollan en el ambiente claustrofóbico de la granja, afortunadamente asistimos a pocas escenas sobre el cuidado del ganado o la recolección. As in Heaven se centra completamente en el esfuerzo de las mujeres (en muchos sentidos), los vínculos sociales y las demandas impuestas por el poder masculino. Aunque la madre de Lise, Anna (Ida Cæcilie Rasmussen), tiene más hijos de los que es capaz de contar (Lise es la mayor de todos), se encuentra en una fase avanzada del embarazo, y su difícil parto obliga a su hija a hacerse cargo de sus responsabilidades familiares, impidiéndole desarrollar su potencial.
Estamos ante un mundo supersticioso: Dios se mantiene en silencio, pero los personajes no pueden evitar buscar su presencia en cada acontecimiento, en cada brizna de hierba. En el caso de Lise, su escepticismo se debilita progresivamente. El cine danés sobresale particularmente con los dramas psicológicos, que involucran dinámicas de grupo inestables, desde el trabajo de Thomas Vinterberg hasta una película considerada como una de las más grandes de todos los tiempos: La palabra (Ordet), de Carl Theodor Dreyer (de la que Lindeburg parece tomar prestados ciertos aspectos visuales). La contradicción de As in Heaven, que resulta al mismo tiempo triste e inspiradora, se resuelve por sí misma: Lise debe desafiar a estas fuerzas que exigen conformidad y obediencia continua, especialmente por parte de las mujeres, aunque no estén envueltas en túnicas puritanas.