Las vacaciones en el sur del país terminan en un desastre para Fares y Meriem luego de que su hijo Aziz recibe una bala perdida en una emboscada. La necesidad de un trasplante de hígado y el descubrimiento de un antiguo secreto pondrán en riesgo la vida de Aziz y la relación de sus padres.
En su debut en largometraje, Un Hijo, el director Mehdi Barsaoui, nos muestra las repercusiones de la Primavera del Jazmín en Túnez, pero no lo hace a través de presentarnos los hechos históricos como tal, si no que nos muestra como la gente se sentía en ese momento y esto lo reduce aún más a la situación de una pequeña familia.
En un inicio, Barsaoui maneja Un Hijo como un drama familiar, antes de entrar de lleno a su trama, se toma un tiempo para mostrarnos la vida de sus personajes, sus dinámicas, con tal de que podamos notar el contraste de su actuar en su vida normal contra su comportamiento cuando se enfrentan a una situación sumamente complicada. Así se comienzan a revelar secretos que desmoronan la figura de familia ideal que se nos presentó al comienzo y los vemos de una forma más pura, humana, en la que están dispuestos a cualquier cosa por salvar la vida de su hijo.